Por miedo a aplicar aceite en el rostro, muchas personas recurren a las aguas micelares, equivocadamente... Explicaciones.
¿Pero cuál es el problema con las aguas micelares?
Sin aclarado ni sensación grasa, capaces de eliminar todas las impurezas de una sola pasada, lo tienen todo. Y, sin embargo, para ser eficaces, contienen micelas. ¿Y qué son estas micelas? Tensioactivos, es decir, componentes químicos de los detergentes, que pueden ser cancerígenos.
Eliminan todas las impurezas a su paso... ¡pero nuestra barrera hidrolipídica con ellas! Como resultado, nuestra piel se debilita, se irrita y se reseca.
La limpieza de la piel es esencial porque elimina las impurezas y permite que la piel respire, pero hay que tener cuidado: una limpieza demasiado agresiva daña la barrera protectora natural de la piel, volviéndola permeable a las agresiones externas y más sensible.
Además, retenemos las impurezas que intentábamos eliminar porque la mayoría de las veces el agua micelar no se enjuaga.
Entonces ¿qué hacer?
Para desmaquillar, un aceite vegetal es ideal. Su estructura oleosa es ideal para absorber las impurezas. Sin embargo, asegúrese de elegir aceites vírgenes orgánicos, prensados en frío. Estos aceites tienen una fuerte afinidad con las paredes celulares de la epidermis y ayudan a preservarlas, a diferencia de los aceites minerales derivados del petróleo.
El aceite limpiador contiene aceite de ciruela orgánico, rico en antioxidantes. Este aceite, con sus propiedades suavizantes, también combate los signos del envejecimiento cutáneo, aportando tono y suavidad.
También recomendamos usar discos desmaquillantes lavables de algodón orgánico en lugar de discos desechables. Además de ser económicos y ecológicos, estos discos también son saludables para la piel, ya que no contienen residuos de pesticidas ni cloro (usado para blanquear el algodón).
En la ducha, nuestros dermatólogos expertos recomiendan usar un jabón orgánico certificado de proceso en frío . Los jabones naturales son menos agresivos y resecan menos que los geles de ducha, y ayudan a reequilibrar la flora bacteriana. Estos jabones suaves son ideales. Para la limpieza corporal y facial. Elija un jabón supergraso con fórmula orgánica y que utilice el método de saponificación en frío para conservar todas las propiedades de los aceites vegetales y la glicerina.